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BLANSKET: WILT CHAMBERLAIN: PRIMERA PARTE

lunes, 3 de diciembre de 2007

WILT CHAMBERLAIN: PRIMERA PARTE

Wilton Norman Chamberlain (Wilt the Stilt, The Big Dipper) suele ser catalogado por los aficionados y analistas de la NBA como the most awesome offensive force the game has ever seen (la mayor fuerza ofensiva que jamás se haya visto en una cancha de baloncesto). Todo el mundo conoce su nombre y sus estadísticas increíbles, sin embargo pocos, muy pocos, saben cuales fueron sus virtudes y cuales sus defectos. Quien quiera ver solo números y tópicos sobre Chamberlain tiene centenares de páginas a su disposición pero quien quiera saber algo más acerca de este titán del baloncesto, que se relaje y disfrute de esa primera entrega de una serie de dos capítulos.

Wilt Chamberlain fue el número 1 en casi todas las categorías, incluyendo puntos, rebotes, tapones, robos y hasta asistencias. Desgraciadamente, los tapones y los robos no se contabilizaban antes del 1974 de modo que no sabemos a ciencia cierta cuantas veces hizo cuádruples dobles (se especula que lo consiguió en 15 ocasiones) o hasta quíntuples dobles (esta última categoría no se contempla actualmente porque se considera simplemente imposible, sin embargo, muchos de sus contemporáneos afirman que Chamberlain lo logró en alguna ocasión).

Llegados hasta aquí, el aficionado al baloncesto se pregunta perplejo ¿Cómo un jugador tan extraordinario a nivel individual pudo ser tan negado con el éxito colectivo? Es el único gran dominador que no ha establecido jamás una dinastía (George Mikan y los Minneapolis Lakers, Bill Russell y los Boston Celtics, Michael Jordan y los Chicago Bulls, Shaquille O’Neal y Los Angeles Lakers...). Hay varios motivos que explican esta aparente contradicción, pero el motivo principal es muy simple: Wilt no tuvo jamás ese carácter propio de los ganadores, ese espíritu competitivo y esa capacidad de lideraje que comparten todos los campeones. O como diría él mismo cuando se retiró: “I’m just not naturally competitive and aggressive. I don’t have a killer instinct" (“Simplemente no soy de naturaleza agresiva o competitiva. No tengo instinto asesino”).

Nacido en 1.936 en Philadelphia, Wilton Norman Chamberlain fue el primer jugador de más de 215 cm y 120 kg que jugó en la NBA. A finales de los cincuenta, los centers de la liga estaban todavía por debajo de los 210 cm de altura y pocos, muy pocos, a penas llegaban a los 110 kg de peso. Por consiguiente, Wilt era el más alto, el más pesado y el más fuerte físicamente. Podría parecer que con eso ya fuera suficiente su dominio insultante bajo la canasta pero en realidad eso sólo es la fachada de un hombre absolutamente privilegiado. En aquella época, los jugadores de más de 2 metros de altura eran extraordinariamente lentos y/o muy limitados técnicamente (sólo había una excepción: Bob Pettit, una especie de Kevin Garnett de los cincuenta; alto y rápido, muy técnico pero también muy delgado y liviano). Wilt, en cambio, era, además de alto, fuerte y pesado, un hombre rápido, ágil, con una capacidad de salto descomunal (¡se dice que podía llegar a tocar con la punta de los dedos la parte superior de un tablero de baloncesto!) y con una gran coordinación de movimientos. El resultado de toda esta suma de virtudes físicas y técnicas no podía ser ninguna otra que un dominio absoluto des del primer instante que decidió dedicarse seriamente al baloncesto.

Cuando estudiaba en el High School (Instituto), Chamberlain demostró ser un atleta superdotado, destacando en velocidad, lanzamiento de peso, salto de altura y salto de longitud. Quizás la más increíble de sus gestas atléticas fueran los 100 metros en 10.9 segundos (¡cuánto tardarían Sabonis o Shaq en correr los 100 metros!). Al final pero, se impuso la lógica, y por razones de altura, y nunca mejor dicho, acabó en el equipo de basket. Con Wilt en el equipo, los entrenadores practicaron una modalidad bastante curiosa: cuando algún jugador del equipo tenía que lanzar tiros libres, fallaba expresamente para que Wilt capturara el rebote y anotara sin oposición alguna. Esta táctica rastrera obligó, años después, cuando Wilt ya era jugador profesional, a cambiar las reglas de tiro (la pelota tiene que tocar el aro cuando se tira un tiro libre; en caso contrario no hay rebote y la posesión es para el otro equipo). Era tan grande el dominio de Wilt en la zona, que años más tarde, la NBA se vió obligada a ampliar las medidas del campo… ¡para que los jugadores exteriores tuvieran más espacio y para que el propio Wilt tuviera que “abrirse” más a la hora de defender!

Cuando Chamberlain acabó el High School, todas las universidades lo pretendían pues el gigante de más de 7 pies ya se había hecho famoso en todo el país. Kansas fue la afortunada. Allí jugaría dos temporadas en la NCAA promediando 30 puntos y 18 rebotes por partido. Habrá quien no las considere espectaculares puesto que futuros mitos como Elgin Baylor sobrepasaron los 30 puntos y los 18 rebotes por partido cuando estaban en la NCAA. Nada más alejado de la realidad. El dominio de Wilt era tan escandaloso en la NCAA, que los equipos pronto le aplicaron defensas de, atención al dato, 3 contra 1. No anotó más de 50 puntos por partido simplemente porque muy a menudo no recibía el balón que se lo jugaban sus compañeros libres de marcaje. También capturó “sólo” 18 rebotes por partido porque los árbitros siempre consintieron todo tipo de excesos contra el gigante.

Seguramente por recibir este trato tan antideportivo por parte de sus rivales, y por sus ganas de disfrutar del baloncesto sin juego sucio, Chamberlain decidió jugar en los Harlem Globetrotters durante la campaña 1958-59. Aunque también puede que hubieran otros motivos de peso, como la cantidad de dinero que le ofreció el mítico equipo de Harlem. Sea como fuera, la cuestión es que en mayo de 1.958, un poco antes de graduarse, fichó por los Globetrotters, renunciando de este modo a la NBA. En los Globetrotters jugó de base, convirtiéndose de esta manera en el base más alto de todos los tiempos (el entrenador quiso conservar el center que tenían).
APUNTE: Este último dato sería una simple anécdota si no fuera porque esconde un detalle que los especialistas de la NBA suelen dejar de lado: jugando en los Globetrotters, Wilt Chamberlain desarrollaría una serie de tiros y movimientos llenos de virtuosismo (empezando por el conocido finger roll) que más tarde en la NBA le harían tanto bien como mal. Bien para sorprender a sus rivales y poder eludir defensas pegajosas como las de Bill Russell, pero mal porque a menudo abusaba de filigranas y demás tiros cuando en realidad podía terminar la jugada con un simple mate o bandeja. Con el tiempo, abandonaría el virtuosismo, ahora bien, debe saber el lector que las increíbles estadísticas de anotación en los primeros años de su carrera hubieran podido ser muy superiores de no haber arrastrado los vicios acumulados en su campaña con los Globetrotters. Como más tarde podrá ver el lector, en cuanto Chamberlain puso su habilidad y fuerza descomunal al servicio de la eficiencia y no de la filigrana, los porcentajes de tiro del gigante llegaron a cotas que jamás ningún jugador -ni siquiera Shaq en sus mejores años- ha podido igualar.

En 1.959, el equipo de Philadelphia, su ciudad natal, decidió ficharlo, y Chamberlain acceptó. El día del su debut en la NBA, contra New York, Chamberlain demostró que no era un rookie cualquiera: en el primer minuto ya había anotado 8 puntos para terminar el encuentro con un total de 43 puntos y 28 rebotes. Como ya había pasado en el High School, en cuanto no se le aplicaban marcajes especiales y defensas al límite, Chamberlain arrasaba porque no había, ni probablemente habrá jamás, un jugador tan superior al resto. En su año de debut en la NBA, la temporada 1.959-60, Chamberlain acabó promediando 37.6 puntos y 27 rebotes por partido, o lo que es lo mismo, las dos marcas más grandes de la historia en aquellos momentos. Posteriormente, sólo un hombre ha conseguido superar estas marcas: el mismo Wilt Chamberlain. Actualmente, los 37.6 puntos y 27 rebotes por partido de la temporada 1.959-60 no son sólo las mejores marcas que jamás haya conseguido un rookie, sino que también son la cuarta mejor marca de anotación de todos los tiempos y la segunda mejor marca de rebotes en una temporada.

Naturalmente, Chamberlain ganó el título de Mejor Rookie del Año, MVP de la temporada y MVP del All Star (único jugador que lo ha conseguido). Ya en los playoffs, Wilt consiguió meter a su equipo en las Finales de Conferència, donde se encontraría con su bestia negra: los Celtics de Bill Russell. Oficialmente, los Celtics aplicaron una gran defensa liderados por Bill Russell. La versión real es un pelín distinta: Wilt tuvo que sufrir decenas de faltas, algunas de las cuales muy duras según han reconocido los propios jugadores de los Celtics. Finalmente, y ante la incapacidad de Chamberlain para jugar con la agresividad de sus rivales, los Celtics se impusieron en seis partidos. Aunque Russell era un extraordinario defensor (¿el mejor de todos los tiempos?), en contra de lo que la gente suele creer, ni siquiera Russell podía detener a Chamberlain. Para detener al titán, el legendario Arnold “Red” Auerbach –el entrenador de los Celtics- ordenó realizar una especie de “Haq-Wilt” o lo que es lo mismo, una defensa durísima y de contacto constante contra el gigante, llevándolo a la línea de tiros libres casi siempre. Se puede discutir la honorabilidad de dicha táctica pero también podríamos discutir sobre la falta de picardía por parte de Wilt (pasar el balón encuanto le aplicaran el 2 contra 1, exagerar las faltas para conseguir antideportivas…) o la inoperancia de sus compañeros.

Durante la década de los sesenta, esa sería la monotonía de la NBA: Wilt Chamberlain dominando a nivel individual, y los Celtics Boston ganando títulos de campeón. Ocho veces se enfrentaron los Celtics de Bill Russell contra Wilt Chamberlain, y sólo en una ocasión venció el gigante. No menos destacable es el hecho de que a medida que pasaban los años, Chamberlain ganaba masa y anchura de hombros y espalda, reduciendo su velocidad y agilidad para ver aumentado su poder intimidatorio y fuerza debajo los tableros.

La temporada 1.960-61 Wilt promedió 38 puntos y 27.2 rebotes por partido, la tercera mejor anotación en una temporada y la mejor marca reboteadora de la historia (Wilt Chamberlain es el único jugador de la historia de la NBA que ha capturado más de 2.000 rebotes en una temporada).

Quizás más espectacular fue la temporada 1.961-62, donde batió todos los records de anotación. Promedió más de 50 puntos (mejor marca de la historia) y casi 26 rebotes por partido (tercera mejor marca de la historia), o lo que es lo mismo, se convirtió en el único jugador que ha anotado más de 4.000 puntos en una temporada. En el partido del All Star metió 42 (récord absoluto) y poco después, el 2 de marzo de 1.962, metió 100 puntos en un partido contra los New York Knicks.

PEQUEÑO PARENTESIS PARA COMENTAR EL PARTIDO DE LOS 100 PUNTOS: la televisión no retransmitió ese partido y por tanto no tenemos imágenes de esa proeza. En primer lugar, decir que Chamberlain estaba un poco resacoso porque había salido de juerga durante la noche anterior al partido. Pero los Knicks tampoco andaban nada mejor ya que su center titular estaba lesionado de modo que Chamberlain en realidad anotó 100 puntos contra un reserva. En segundo lugar, decir que Chamberlain anotó 36 de 63 tiros (y más tarde dijo que se sentía avergonzado de haber fallado tanto) y 28 de 32 tiros libres (un increíble 88% de acierto, muy por encima de su habitual 50%). En tercer lugar, decir que fue un partido extraordinariamente divertido. Hasta el tercer cuarto se trataba de un partido aparentemente normal. El problema vino cuando terminó el tercer cuarto y Wilt contaba ya con 69 puntos. Era evidente que batiría un record de anotación y que quizás hasta podría llegar a los 100 puntos. En el último cuarto el speaker y el público (tan sólo 4000 almas) sólo pedían ya una cosa: “Wilt, Wilt, 100 puntos, 100 puntos”. Los jugadores de los Knicks se conjuraron para que Chamberlain no consiguiera esa cifra tan escandalosa. Así, en el último cuarto, los Knicks intentaron alargar al máximo las posesiones hasta los 24 segundos pero los compañeros de Wilt reaccionaron cometiendo faltas tan pronto como los Knicks ponían el balón en juego. Desesperados, los Knicks contraatacaron con la misma moneda pero ese día, Wilt, que recibía todos los balones que se ponían en juego, se mostró especialmente inspirado des de la línea de los tiros libres. Y así llegó a los 100 puntos cuando todavía faltaban unos segundos para terminar el partido. Independientmente de los 100 puntos de Wilt Chamberlain, el resultado final del partido también fue espectacular: 169-147. Como nota final, decir que NO es verdad que el partido terminara cuando Wilt anotó los 100 puntos, aunque si es cierto que hubo una invasión de campo por parte de los aficionados.

Las temporadas 1.962-63 y 63-64 fueron muy parecidas a las dos anteriores, con Wilt ofreciendo festivales de más de 35 puntos y más de 20 rebotes noche tras noche (destacables los más de 40 puntos por partido de la temporada 1.962-63, actualmente la segunda mejor marca de todos los tiempos). Sin embargo, los Celtics continuaban ganando títulos a costa del gigante. Fue durante esa época que los especialistas y aficionados afirmaban impunemente que Wilt Chamberlain sólo era un buen anotador y reboteador y que de ninguna manera podría jamás hacer ganador un equipo con su estilo tan individualista. Algunos incluso se atrevían a decir que “Chamberlain es sólo un gigante que abusa de su tamaño descomunal para anotar” y hasta nuestros días tales ofensas han perdurado. Pero lejos de hundirse, por primera vez en su vida, Wilt tuvo un objetivo claro y una fuente de motivación: hacer callar a esa panda de charlatanes y demostrarles que el más grande era algo más que un buen anotador.

A partir de 1965, Chamberlain empezó a cambiar su estilo de juego y de este modo consiguió su segundo MVP la temporada 1.965-66 con unos números estratosféricos: 33 puntos (líder de la liga por séptima vez consecutiva), 24 rebotes (líder de la liga) i 5 asistencias por partido. Ahora ya no era sólo un gigante que abusaba de su físico privilegiado. Ahora también era un jugador de equipo capaz de anotar, rebotear y asistir con la misma facilidad. Se avecinaba el final de la dinastía de los Celtics aunque todavía debería aguardar un año más antes de alzarse finalmente como campeón de la NBA.

Y así fue como en la temporada 1966-67 su equipo se proclamó, finalmente, campeón de la NBA. Jugando Wilt como uno más y ya no como la única referencia ofensiva (los jugadores de perímetro Chet Walter y Hal Greer aportaban cada uno más de 20 puntos cada noche y el joven ala-pívot Billy Cunningham poco menos de 20 puntos por partido), Philadelphia dominó la liga con una impresionante marca de 68 victorias (la mejor marca de la historia en esos momentos). En los playoffs, un estelar Wilt Chamberlain (22 puntos con un 58% de acierto, 29 rebotes y 9 asistencias por partido) permitió a Philadelphia derrotar en tan sólo 5 partidos a sus archienemigos, los Celtics. En la gran Final los San Francisco Warriors no fueren rival para los Sixers. Finalmente The Big Dipper era campeón de la NBA y también por fin vencía a su arcienemigo Bill Russell (sólo en la cancha; en la vida real eran amigos). Para Wilt ya no había nada imposible. Quedaba claro que en una cancha de basket el titán podía hacer lo que quisiera cuando quisiera y donde quisiera.

Evidentemente, en esa temporada mágica, Wilt ganó su tercer MVP con promedios de 24 puntos con un 68% de acierto en tiros de campo (mejor marca de la historia en esos momentos, actualmente la segunda mejor marca; la primera, evidentemente, también la tiene Wilt Chamberlain) 24 rebotes y 8 asistencias por partido (record de asistencias por un center antes de que él mismo la superara). Ahora, Wilt era un center que repartía juego y seleccionaba mejor sus lanzamientos.

Però poco duró la alegría en Philadelphia. En la temporada 1967-68, Chamberlain repitió por tercera vez consecutiva MVP (cuarto en su carrera), esta vez con 24 puntos (con un 60% de acierto en tiros de campo), 24 rebotes y casi 9 asistencias por partido (mejor marca de aquella temporada, convirtiendose en el único center que ha liderado en asistencias la NBA), pero los Celtics volvieron a ganar el anillo de campeones. Los Sixers eran los claros favoritos y hasta el cuarto partido de las Finales de Conferencia parecía que iban camino de repetir pero al final una inoportuna lesión de Billy Cunningham fue determinante. Volvieron otra vez las críticas feroces contra Chamberlain, hasta cierto punto comprensibles pues acabó con un patético 38% de acierto en los tiros libres durante las eliminatorias, pero no menos cierto es que el alero John Havlicek, de los Celtics, se salió durante esas Finales de Conferencia (pero eso ya es otra historia que contaremos en otra ocasión).

Y aquí termina la primera entrega de la serie dedicada a Wilt Chamberlain. Si hasta ahora Wilt era la estrella indiscutible en todos los equipos donde jugaba, a partir del verano de 1968 las cosas cambiarían radicalmente. Nunca más volvería a ser el titán ofensivo que rompía records una y otra vez. Por contra, y no sin ironía, el destino le deparaba un futuro donde el éxito vendría marcado más por sus labores defensivas que por sus aportaciones ofensivas.

4 comentarios:

Francis López dijo...

Muy bueno maverik!!! me encanta, algunas cosas no las sabia, como algunos de sus promedios!!! que animal dios!

Anónimo dijo...

Muy currado, sí señor.

Genial el detalle del mítico partido d los 100 puntos. Q bárbaro.

Don Gatox dijo...

Impresionante Maverik! Pedazo de curro! Felicidades!

Rorro dijo...

lo mas impresionante de wilt son sus 50.4 de puntos de promedio en una sola temporada sus 4029 puntos en la misma temporada es dificil que un jugador supere inclusive los 3000 jordan llego a los 3041 puntos y tambien sus 55 rebotes ante bill russel que tenia el record en 51 en los libros de records de la nba el que mas aparece es el