Los tiempos actuales distan mucho de lo que eran otras décadas y ahora estamos (por suerte) acostumbrados a ver a varios argentinos y españoles por las pistas de la mejor liga del mundo. Sin embargo, hay toda una historia previa que permite a los jugadores actuales estar allí. Un camino duro en el que varios no lo lograron. Quizás es bien sabida por vosotros el caso de los españoles hasta que Fernando Martín inaguró este camino. Hoy, os quiero contar como fue el camino para que los argentinos puedan estar en la NBA.
A pesar de contar con el título mundial en el año 1950, jugando en casa, Argentina no fue un país que se caracterizara por estar en la elite del baloncesto. Los mundiales se aspiraba como mucho llegar a cuartos y los juegos olimpicos había que estar satisfecho si se lograba clasificar. En los años ochenta, poco a poco, comenzó a subir el nivel de jugadores y equipos gracias a la creación de la Liga Nacional de Basket, que permitía tener un campeonato serio con participación de equipos de todo el territorio argentino.
Comenzamos la aventura para llegar a la NBA en el año 1988, cuando un tardío descubrimiento de pivot, Jorge Gonzalez, es el primer argentino es ser seleccionado en el draft. Nada para alardear, una triste tercera ronda por los Atlanta Hawks se fijo en lo que se hacía en esa época. Había un extranjero con la peculiaridad de medir 2,30 mts. Por eso le decían "El Gigante". A parte de su altura, poco tenía para aportar este tosco pivot de paso corto por el baloncesto. En el año 89 fue al campus con los Hawks y el dueño por entonces del equipo, Ted Turner, al ver que no valía le ofreció un puesto en la liga de lucha WCW de Hulk Hogan. Ahí terminó el baloncesto para él. Se transformó en el "Gigante de las Pampas" y se dedicó a repartir golpes. La última vez que lo vimos fue corriendo con Pamela Anderson en un capitulos de "Los vigilantes de la playa".
La siguiente oportunidad fue más seria. Hernan "El loco" Montenegro, quien jugaba en la universidad de Lousiana State, fue seleccionado en el mismo draft que Gonzalez un par de puestos por detrás. Montenegro era una versión pequeña de Sabonis (mide 2,06), lanzaba triples, era rápido, daba pases sin mirar. Era un talento desbordante. Pero como muchos ídolos argentinos tenia la cabeza mal amueblada y adicción a las drogas. Fue en el 88 al campus de novatos de Philadelphia, equipo que lo eligió y lo apadrino un tal Charles Barkley, con quien compartió habitación. Los 76rs quedaron contentos con su nivel y le ofrecieron el contrato básico.
Lamentablemente Montenegro decidió hacer honor a su apodo y lo rechazó pidiendo ¡cuatro veces más la cantidad ofrecida!. La conclusión fue obvia, terminó jugando ese año en Puerto Rico para después emigrar a Italia. Poco a poco su carrera se fue apagando.
Pasaron los años y los drafts de la NBA se olvidaban siempre de los argentinos. Sin embargo a inicios de los 90, en la liga argentina un pequeño escolta de 1,87 mts, llamado Hector "El Pichi" Campana terminaba la temporada promediando nada menos que ¡44 puntos por partido!. Esto tenía que llamar la atención de alguien y fue la de los New Jersey Nets, quienes lo convocaron para una liga de verano. Así como fue lo regresaron con un lazo. La "excusa oficial" fue problemas con el idioma que impedían su adaptación. Le "excusa real" fue que los Nets no se animaba a apostar por un escolta tan bajo de un país que nunca había demostrado nada. Pichi Campana regreso a Argentina y se retiraría como máximo anotador de la historia de la Liga.
Volvemos a un intento medianamente serio. En el año 1993 los Houston Rockets eligen en el puesto 50 del draft a Marcelo Nicola. Sin embargo nunca lo llaman ni le prestan atención. Dos años más tarde traspasan sus derechos a los Blazzers pero la esperanza dura poco. Todos esos años juega en el TAU, donde noche tras noche demuestra calidad de sobra para estar en la NBA, pero una actitud que (perdón pido) no le permitía jugar ni en la liga de Uganda. Otro caso de un talento desperdiciado.
Apenas un año más tarde, en los juegos de Atlanta 96, el mismo Nicola junto a otros cracks argentinos nombrados como Pichi Campana o Juan Espil, dan dos golpes. Primero una impresionante victoria frente a la Lituania de Sabonis, Marciulonis y cia. Después, plantan cara durante dos cuartos al poderoso Dream Team III antes de caer vapuleados. En ese partido la estrella es Espil quien anota 8 triples. Esa actuación motiva a los Minnesota Timberwolves a llamarlo para un campus de verano. Sin embargo fue otro sueño truncado. La gran mano de Espil no se ve acompañada ni por físico ni por condiciones en defensa y deciden no contar con él.
Definitivamente parece una misión imposible. a finales de los 90, el siguiente en intentarlo es un jóven pivot argentino que está a punto de emigrar a Europa, pero antes participa en la liga de verano con los New York Knicks: Fabricio Oberto. Los neyorquinos quedan contentos con su nivel, pero sin dar explicación alguna, no lo contratan. Oberto se va al Olympiakos, donde comenzará su andadura europea antes de encontrar revancha con la NBA.
Llega el final de siglo y hay esperanzas en varios jugadores de la generación dorada. Un equipo juvenil que ya había ganado una medalla de bronce en el mundial juvenil y que varios de sus jugadores desde muy jovenes estaban partiendo a Europa. El primero en aparecer reflejado en el draft, en el año 1999 es Manu Ginobili. Los Spurs dudan hasta último momento y finalmente eligen (por suerte) a Manu por sobre Lucas Victoriano. Sin embargo, ni bien es seleccionado le comunican que piensan dejarlo al menos un par de años en Europa.
Llegamos al 2000 y el draft es una gran decepción para los argentinos. Pepe Sanchez, que viene de jugar cuatro temporadas en la clásica Universidad de Temple, donde se retira como líder histórico en robos y asistencias, no es seleccionado por ningún equipo. El base que parecía tenerlo todo a favor, ni siquiera entra en el draft y las esperanzas de ver una argentino en la NBA
se vuelven a desvanecer.
Ese mismo verano se produce un hecho curioso, que ni los mismos argentinos toman muy en serio. Seattle Supersonics llama para la liga de verano a el pivot de Boca Jrs. Rubén "El Colo" Wolkowisky. Después de los fracasos de jugadores de más nivel, nadie le da relevancia. Nadie excepto Paul Westphal, el entrenador de los Sonics que queda más que conforme con el nivel del colorado pivot argentino. Así, después algunas idas y vueltas, firma contrato y se convierte en el PRIMER ARGENTINO en ser fichado por un equipo de la NBA.
Pero las buenas noticias vienen de a pares y sólo una semana después, los Sixers anuncian el fichaje del base Pepe Sanchez, quien compartiría vestuario con Allen Iverson en ese mítico equipo que llego a las finales.
Los caprichos del calendario quisieron que fueran estos los primeros en
jugar y de esa manera Pepe fue el primer argentino en estar en un partido de la NBA, aunque no pisó el parquet. Un día después debutaría Wolkowisky, quien sí jugaría y anotaría con un mate a dos manos la primera canasta argentina. El sueño se había cumplido.
Sin embargo las carreras de ambos sería poco exitosas. Pepe apenás jugaría en los Sixers, ni tampoco en sus siguientes destinos: Los Hawks, Pistons y Warriors. Entre los cuatro equipos apenás promedió 4 minutos por partido. El Colo después de su buen inicio, sufrió la destitución de Westphal y su sucesor, Nate MacMillan, nunca contó con él. Lo intentó en Celtics y Mavericks, pero no tuvo suerte y se fue a Europa.
Llegamos al año clave, el 2002. Los Spurs anuncian poco antes del mundial de baloncesto a jugarse en Indianapolis que van a contratar a Manu Ginobili, quien viene de ganar los MPVs de la liga Italiana y Euroliga. En el mundial se daría uno de las sorpresas más grandes de la historia del baloncesto y es que esa selección argentina se convertiría en la primera en derrotar a un equipo USA de la NBA. El destino quizo que fuera el propio Ginobili la estrella con 29 puntos, frente a los ojos de su futuro entrenador, Greg Popovich que era el asistente de esa selección americana. Con esas credenciales y un brutal esguince que sufrió en semifinales se presentó en la NBA. Su primera temporada fue mucho mejor de lo que la gente recuerda, ya que tras superar unos primeros meses duros, con muchos problemas en el tobillo, fue levantando su nivel poco a poco, hasta ser el rookie del mes en Marzo y finalmente consagrarse campeón con los Spurs. Además, siendo el 4to anotador del equipo y el jugador con más robos de balón de todos los play off.
Ginobili definitivamente abrió las puertas de la NBA a los argentinos y los que lo siguieron se encargaron de que sigan confiando en ellos, como lo hizo Nocioni o posteriormente Delfino (primer argentino en ser seleccionado en primera ronda). Así los siguieron los Scola, Oberto, Herrmann y nos dejó de llamar la atención que vieniran más argentinos. Hasta en los drafts se seleccionaban a jugadores del segundo pelotón como Kammerichs.
Hoy, a casi 8 años del debut de un jugador albiceleste, se nos hace normal y hasta vemos a algunos en roles protagónicos, pero aún en estos tiempos, recuerdo cuando estaba tarde en la noche, viendo un partido entre los Sonics y Clippers, dos equipos que no me llamaban mucho la atención y pegaba gritos como un loco. Mi madre venía y me preguntaba qué me pasaba. Yo le respondía: Mamá, es que hay un argentino en la NBA.
A pesar de contar con el título mundial en el año 1950, jugando en casa, Argentina no fue un país que se caracterizara por estar en la elite del baloncesto. Los mundiales se aspiraba como mucho llegar a cuartos y los juegos olimpicos había que estar satisfecho si se lograba clasificar. En los años ochenta, poco a poco, comenzó a subir el nivel de jugadores y equipos gracias a la creación de la Liga Nacional de Basket, que permitía tener un campeonato serio con participación de equipos de todo el territorio argentino.
Comenzamos la aventura para llegar a la NBA en el año 1988, cuando un tardío descubrimiento de pivot, Jorge Gonzalez, es el primer argentino es ser seleccionado en el draft. Nada para alardear, una triste tercera ronda por los Atlanta Hawks se fijo en lo que se hacía en esa época. Había un extranjero con la peculiaridad de medir 2,30 mts. Por eso le decían "El Gigante". A parte de su altura, poco tenía para aportar este tosco pivot de paso corto por el baloncesto. En el año 89 fue al campus con los Hawks y el dueño por entonces del equipo, Ted Turner, al ver que no valía le ofreció un puesto en la liga de lucha WCW de Hulk Hogan. Ahí terminó el baloncesto para él. Se transformó en el "Gigante de las Pampas" y se dedicó a repartir golpes. La última vez que lo vimos fue corriendo con Pamela Anderson en un capitulos de "Los vigilantes de la playa".
La siguiente oportunidad fue más seria. Hernan "El loco" Montenegro, quien jugaba en la universidad de Lousiana State, fue seleccionado en el mismo draft que Gonzalez un par de puestos por detrás. Montenegro era una versión pequeña de Sabonis (mide 2,06), lanzaba triples, era rápido, daba pases sin mirar. Era un talento desbordante. Pero como muchos ídolos argentinos tenia la cabeza mal amueblada y adicción a las drogas. Fue en el 88 al campus de novatos de Philadelphia, equipo que lo eligió y lo apadrino un tal Charles Barkley, con quien compartió habitación. Los 76rs quedaron contentos con su nivel y le ofrecieron el contrato básico.
Lamentablemente Montenegro decidió hacer honor a su apodo y lo rechazó pidiendo ¡cuatro veces más la cantidad ofrecida!. La conclusión fue obvia, terminó jugando ese año en Puerto Rico para después emigrar a Italia. Poco a poco su carrera se fue apagando.
Pasaron los años y los drafts de la NBA se olvidaban siempre de los argentinos. Sin embargo a inicios de los 90, en la liga argentina un pequeño escolta de 1,87 mts, llamado Hector "El Pichi" Campana terminaba la temporada promediando nada menos que ¡44 puntos por partido!. Esto tenía que llamar la atención de alguien y fue la de los New Jersey Nets, quienes lo convocaron para una liga de verano. Así como fue lo regresaron con un lazo. La "excusa oficial" fue problemas con el idioma que impedían su adaptación. Le "excusa real" fue que los Nets no se animaba a apostar por un escolta tan bajo de un país que nunca había demostrado nada. Pichi Campana regreso a Argentina y se retiraría como máximo anotador de la historia de la Liga.
Volvemos a un intento medianamente serio. En el año 1993 los Houston Rockets eligen en el puesto 50 del draft a Marcelo Nicola. Sin embargo nunca lo llaman ni le prestan atención. Dos años más tarde traspasan sus derechos a los Blazzers pero la esperanza dura poco. Todos esos años juega en el TAU, donde noche tras noche demuestra calidad de sobra para estar en la NBA, pero una actitud que (perdón pido) no le permitía jugar ni en la liga de Uganda. Otro caso de un talento desperdiciado.
Apenas un año más tarde, en los juegos de Atlanta 96, el mismo Nicola junto a otros cracks argentinos nombrados como Pichi Campana o Juan Espil, dan dos golpes. Primero una impresionante victoria frente a la Lituania de Sabonis, Marciulonis y cia. Después, plantan cara durante dos cuartos al poderoso Dream Team III antes de caer vapuleados. En ese partido la estrella es Espil quien anota 8 triples. Esa actuación motiva a los Minnesota Timberwolves a llamarlo para un campus de verano. Sin embargo fue otro sueño truncado. La gran mano de Espil no se ve acompañada ni por físico ni por condiciones en defensa y deciden no contar con él.
Definitivamente parece una misión imposible. a finales de los 90, el siguiente en intentarlo es un jóven pivot argentino que está a punto de emigrar a Europa, pero antes participa en la liga de verano con los New York Knicks: Fabricio Oberto. Los neyorquinos quedan contentos con su nivel, pero sin dar explicación alguna, no lo contratan. Oberto se va al Olympiakos, donde comenzará su andadura europea antes de encontrar revancha con la NBA.
Llega el final de siglo y hay esperanzas en varios jugadores de la generación dorada. Un equipo juvenil que ya había ganado una medalla de bronce en el mundial juvenil y que varios de sus jugadores desde muy jovenes estaban partiendo a Europa. El primero en aparecer reflejado en el draft, en el año 1999 es Manu Ginobili. Los Spurs dudan hasta último momento y finalmente eligen (por suerte) a Manu por sobre Lucas Victoriano. Sin embargo, ni bien es seleccionado le comunican que piensan dejarlo al menos un par de años en Europa.
Llegamos al 2000 y el draft es una gran decepción para los argentinos. Pepe Sanchez, que viene de jugar cuatro temporadas en la clásica Universidad de Temple, donde se retira como líder histórico en robos y asistencias, no es seleccionado por ningún equipo. El base que parecía tenerlo todo a favor, ni siquiera entra en el draft y las esperanzas de ver una argentino en la NBA
se vuelven a desvanecer.
Ese mismo verano se produce un hecho curioso, que ni los mismos argentinos toman muy en serio. Seattle Supersonics llama para la liga de verano a el pivot de Boca Jrs. Rubén "El Colo" Wolkowisky. Después de los fracasos de jugadores de más nivel, nadie le da relevancia. Nadie excepto Paul Westphal, el entrenador de los Sonics que queda más que conforme con el nivel del colorado pivot argentino. Así, después algunas idas y vueltas, firma contrato y se convierte en el PRIMER ARGENTINO en ser fichado por un equipo de la NBA.
Pero las buenas noticias vienen de a pares y sólo una semana después, los Sixers anuncian el fichaje del base Pepe Sanchez, quien compartiría vestuario con Allen Iverson en ese mítico equipo que llego a las finales.
Los caprichos del calendario quisieron que fueran estos los primeros en
jugar y de esa manera Pepe fue el primer argentino en estar en un partido de la NBA, aunque no pisó el parquet. Un día después debutaría Wolkowisky, quien sí jugaría y anotaría con un mate a dos manos la primera canasta argentina. El sueño se había cumplido.
Sin embargo las carreras de ambos sería poco exitosas. Pepe apenás jugaría en los Sixers, ni tampoco en sus siguientes destinos: Los Hawks, Pistons y Warriors. Entre los cuatro equipos apenás promedió 4 minutos por partido. El Colo después de su buen inicio, sufrió la destitución de Westphal y su sucesor, Nate MacMillan, nunca contó con él. Lo intentó en Celtics y Mavericks, pero no tuvo suerte y se fue a Europa.
Llegamos al año clave, el 2002. Los Spurs anuncian poco antes del mundial de baloncesto a jugarse en Indianapolis que van a contratar a Manu Ginobili, quien viene de ganar los MPVs de la liga Italiana y Euroliga. En el mundial se daría uno de las sorpresas más grandes de la historia del baloncesto y es que esa selección argentina se convertiría en la primera en derrotar a un equipo USA de la NBA. El destino quizo que fuera el propio Ginobili la estrella con 29 puntos, frente a los ojos de su futuro entrenador, Greg Popovich que era el asistente de esa selección americana. Con esas credenciales y un brutal esguince que sufrió en semifinales se presentó en la NBA. Su primera temporada fue mucho mejor de lo que la gente recuerda, ya que tras superar unos primeros meses duros, con muchos problemas en el tobillo, fue levantando su nivel poco a poco, hasta ser el rookie del mes en Marzo y finalmente consagrarse campeón con los Spurs. Además, siendo el 4to anotador del equipo y el jugador con más robos de balón de todos los play off.
Ginobili definitivamente abrió las puertas de la NBA a los argentinos y los que lo siguieron se encargaron de que sigan confiando en ellos, como lo hizo Nocioni o posteriormente Delfino (primer argentino en ser seleccionado en primera ronda). Así los siguieron los Scola, Oberto, Herrmann y nos dejó de llamar la atención que vieniran más argentinos. Hasta en los drafts se seleccionaban a jugadores del segundo pelotón como Kammerichs.
Hoy, a casi 8 años del debut de un jugador albiceleste, se nos hace normal y hasta vemos a algunos en roles protagónicos, pero aún en estos tiempos, recuerdo cuando estaba tarde en la noche, viendo un partido entre los Sonics y Clippers, dos equipos que no me llamaban mucho la atención y pegaba gritos como un loco. Mi madre venía y me preguntaba qué me pasaba. Yo le respondía: Mamá, es que hay un argentino en la NBA.