No es precisamente que tuviese un solo día de gloria este hombre. Tuvo unos cuantos, pero el hecho de que nunca llegase a jugar como profesional me inspira a colocarlo aquí. De hecho, como leerán a continuación, hay glorias del baloncesto que lo consideran el mejor de la historia. Es por esto, que este post es largo. Lo se. Vale la pena.
Earl “The Goat” Manigault nació en Septimebre de 1944 en Charleston, aunque pronto se mudó y creció en las calles de Harlem. Allí, por esos años se desarrollaba una liga conocida como “Rucker League”, donde salvajes partidos de baloncesto se libraban en las callejeras canchas del suburbio neoyorquino. Por estas ligas pasaron jugadores como Earl Monroe, Connie Hawkins o incluso Kareem Abdul Jabbar.
La primera visita de “La Cabra” a estas ligas fue cuando tenia tres años. Por supuesto que no jugó, pero desde allí nació su amor al baloncesto. Dotado de un salto inverosimil, entrenaba desde pequeño con pesos en los tobillos para evolucionarlo. Además realizaba miles de lanzamientos, para mejor su tiro exterior.El comienzo de su leyenda fue en el High School, previo a la universidad, donde jugaba para New York City Junior, allí lograría la máxima anotación de la historia para esa escuela. Nada más ni nada menos que 57 puntos lograría en un partido, a la edad de 17 años. Sin embargo, por estos años comenzaría su desgracia, sus inicios en la marihuana harían que lo expulsaran y tuviese que terminar el High School de manera privada. Sin embargo dicen que aún no sabía leer.
Le llegarían más de 75 becas de estudio gracias a su inmenso talento, él eligiría la Johnson C. Smith University, una historia escuela de raza negra en North Carolina. Solo estuvo un semestre allí. Después de abandonar la universidad regresa a la calle y dedica toda su existencia a sobrevivir del baloncesto, allí donde solamente su indigencia podía ser combatida. En ese tiempo nace su adicción a la heroína. Dice la leyenda que disputaba todos los partidos posibles, llegando a palizas de casi veinte horas sin descanso. En una de ellas, anotó 52 puntos sin fallo ¡en la primera parte! Al descanso, o lo que es lo mismo, lo que tardaban los chicos en cambiar de campo, un tal Julius Erving se le acercó y le dijo: “¡Maldita sea, es cierto todo lo que he oído sobre ti! ".Son sus peores momentos y los paga con la cárcel. En 1969 y 1970 pasará 16 meses tras los barrotes por posesión de droga. Al salir de cárcel regresa una vez más a la Rucker League. Tras dos desmayos en el mismo partido, debe abandonar una Rucker demasiado disputada ante la indisimulada resignación de sus miles de hermanos negros. Gracias a uno de ellos, es reclutado para el campus de los Utah Stars de la ABA, pero al millonario blanco Bill Daniels, dueño del equipo, no le pesa tanto su enorme talento como los rumores hechos realidad de un negro más de la calle, con su lastre de problemas, rechazando de inmediato su inclusión en el equipo.
Y entre 1977 y 1979 regresa a prisión, esta vez por intento fallido de robo de seis millones de dolares. Pero la vida de Manigault está marcada por las ansias de superación. Primero vence su adicción a la heroína y, segundo, consigue no volver a caer en la delincuencia.
Por propia voluntad y como medio de subsistencia, comienza a trabajar en programas de rehabilitación para jóvenes drogadictos en su comunidad de siempre. Manigault trata de superar los dolores que su pecho ya no podía esquivar y en 1987 es intervenido en una operación cardiaca a vida o muerte. Después de salvar milagrosamente la vida, ya sólo podrá lanzar a canasta sin apenas moverse. Nunca dejó de hacerlo como muestra la valiosa instantánea. Supo rehacer su vida y, de hecho, en los meses anteriores a su muerte (un paro cardíaco acabó con él el 15 de mayo de 1998) Earl dedicaba todos sus esfuerzos a la organización del campeonato Walk Away from Drugs, participaba en el programa Stay at School de la NBA, además de ser parte activa y comprometida en la vida de su Harlem querido.
Sin embargo, es su destreza para el salto y sus necesidades económicas las que nos dejan las anecdotas más increibles de este jugador. En primer lugar, dando lugar inclusive a la redacción de un libro al respecto, inventó la “double dunk”. ¿Qué es esto? Pues muy simple, el hombre saltaba y hacia un mate con la mano derecha. Ni bien el balón cruzaba la canasta lo recogia con la izquierda para volver a machacarlo. Todo esto en el aire por supuesto y sin sujetarse a nada. No se sabe cuanto hay de literario en esta jugada maestra. En 1980, el escritor Barry Beckham publicaba el libro Double Dunk (Editorial Holloway House). La obra se reeditó en 1993 (Editorial Beckham House). El tomo describe el ambiente de los playgrounds, nos habla de sus jugadores, pero sobre todo rinde homenaje a la figura de Manigault y a su obra maestra, la “double dunk”.
Una de sus historias más conocidas es como ganaba monedas 25 centimos a costa de sus amigos con dinero.De un solo salto el propio Manigault las colocaba sobre el canto superior del tablero a 3.95 del suelo, para luego volar con el balón en una mano, recolectar la moneda en su vuelo, y machacar balón en el aro. Ah! Me olvidaba un pequeño detalle. Nuestro amigo Manigault medía sólo 1,85 mts. Y es que el salto de Manigault, nunca medido con precisión, probablemente alcanzara los ¡132 centímetros en vertical!, algo superior al Guinnes Spud Webb.
Otra de sus hazañas en la Rucker League es una apuesta que aceptó en pleno partido. Alguien del público ofreció a Manigault un premio de 60 dólares si conseguía 20 mates de espaldas en aquel partido. Pues bien, "The Goat" aceptó y logró repetirlo hasta 36 veces, todas de forma consecutiva y, lo más increíble, alguna de ellas con giros de hasta ¡440 grados!, es decir, daba una vuelta al completo más lo necesario para dar en una insólita culminación de espaldas.
Quizás una de las formas más evidentes de ver el increíble talento que tenía este jugador lo podemos encontrar en la fiesta homenaje en la que se retiró la camiseta de Kareem. Lamentablemente no hay ninguna imagen del juego de Manigault, así que nos tenemos que fiar de gente como Jabbar. Cuando Kareem Abdul-Jabbar se retiró, había vivido dos tercios de la historia de la NBA y los barrios negros de NY, habiéndose enfrentado a más de 12.000 jugadores. Preguntado sobre quién había sido el mejor jugador contra quien había jugado, su respuesta es contundente: “Earl Manigault. Es el mejor de la historia, al menos de su estatura”.
Yo conocí este jugador a través de una película que vi hace unos 10 años.
REBOUND con Don Cheadle y Forrest Whitakker. El film a mi me gustó mucho y recomiendo a todo aquel que pueda conseguirla que lo vea. Manigault fue al estreno de la película. Al término del mismo dijo: "
Defraudé a miles de personas, pero no soy nada falso. Hubo un tiempo en que di a la gente lo que ellos querían que les diera. Esto (la película), está ahí para que las generaciones de jóvenes no tengan que pasar nunca por lo que ha sido mi vida".
Poco antes de su muerte un joven reportero del Times y a modo de analogía, mencionó a Michael Jordan en la entrevista. Earl, como siempre, fue sincero: "En todo Michael Jordan hay un Manigault oculto que puede despertar si algo falla. No se puede hacer todo bien. Alguien puede caerse. Pues bien, ese fui yo". Unos días más tarde su corazón lo abandonaría para siempre, a la edad de 53 años.
En la actualidad, los neoyorquinos playgrounds de la calle 98 con Amsterdam Avenue, donde él maravillara con sus aciones, llevan el nombre de Goat Park en homenaje a la figura de uno de los que más cosas nuevas supo hacer dentro de una cancha de basket: Earl “The Goat” Manigault.