Boca Jrs. tras su estrepitoso fracaso en la liga de Las Americas, ha dado un golpe de efecto y ha fichado a Gabriel Fernandez, procedente del Varese italiano, juntando así con Leo Gutierrez por primera vez en la liga Argentina a dos campeones olímpicos en un mismo plantel.
El primero en regresar fue Palladino con su físico ya maltrecho y enseguida lo siguió Alejandro Montechia, también mermado por las lesiones. Fueron retornos comprensibles. Pero el hecho de que Fernandez también lo haga junto al único que ya estaba en la liga en el momento de Atenas, habla a las claras que la generación dorada argentina se está apagando.
Durante cincuenta años los argentinos nos tuvimos que conformar con luchar por acceder como mucho hasta los cuartos de final. Un octavo o noveno puesto era lo normal después de proclamarse campeones mundiales jugando en casa en el año 50. El fútbol era el deporte nacional y el baloncesto pocas alegrías nos podía ofrecer. Sin embargo, una generación única lanzo a la albiceleste al primer plano mundial, donde no ha bajado de las semifinales en los últimos tres torneos más importantes.
Jugadores como Nicola, Espil o Sconochini, abrieron las puertas a europa a muchos jóvenes que así se pudieron forjar y fortalecer en el baloncesto de primer nivel. Hoy en día es muy fácil ver argentinos en casi cualquier equipo de las ligas española o italiana. Pero hace rato que no llega una bomba como fueron los que ahora militan en la NBA.
Esa generación, comandada por el mejor basketbolista de la historia argentino, Manu Ginobili, sirvió de motivación y aupó al baloncesto a una popularidad desconocida hasta entonces para los argentinos. Sin embargo, parece que no fue suficiente para motivar a más chicos a dedicarse a este hermoso deporte, o al menos no se ven aún reflejados los resultados, con lo cual estamos frente a un difícil cruce generacional.
Además de los cuatro que están de regreso en su tierra natal, el colorado Wolkowysky esta hundido en equipos de segunda línea europea. Oberto sin duda le quedan estos juegos y probablemente ya no juegue más en la selección. Pepe Sanchez, Prigioni y Manu son incognitas, deberían retirarse, pero en casos como el del último que está en una segunda juventud es una incognita.
¿Entonces? Está claro que la segunda unidad alcanza para dominar el continente, al menos entre los tres o cuatro primeros, lo que garantiza la presencia en las competencias como los mundiales. Delfino, Scola, Nocioni y Herrmann tienen entre 25 y 28 años, suponemos que los veremos de celeste y blanco durante unos cinco años más al menos. ¿Pero quienes los pueden acompañar para mantener las opciones de estar luchando en la primera plana mundial?
La verdad, no me preocupa demasiado con miras hasta al menos el mundial del 2010. Creo que sigue habiendo calidad para luchar por las medallas, pero mirando un poco más lejos, no veo en Argentina esas promesas que se están forjando en tierras españolas por ejemplo. O mismo en la ascendente Francia. Ni que hablar de la inagotable cantera americana.
Comenzando por los bases, en principio hay esperanzas. En el Bruesa vasco milita Matías Nocedal, un explosivo base de 17 años, anotador y con unos mates de película, que los especialistas predicen dominará el baloncesto fuera de USA, en un duelo imperdible contra Ricky Rubio. Hasta no hace mucho, en el mock Draft 2009, Ricky era el nº 3 y Nocedal el nº 7, ahora ha desaparecido el argentino, creo que es porque al menos en su primer experiencia europea le está costando mucho. Otra opción está en la cantera del Real Madrid, Gerbaudo, un base estilo Kidd que puede llegar con cierta facilidad a los triples dobles. Con 18 años, deberíamos ver su explosión en breve, pero no se si está en el sitio indicado.
En los escoltas y aleros, si bien Delfino es jóven, lo mismo se puede incluír a Kammerichs o Jasen pequeño, también hay luces de esperanza. Lionel Schattmann, que casualidad su nombre, es un brutal tirador al estilo Espil, de 19 años, pero que su evolución parece haberse estancado. Luego está el polifuncional De los Santos en la cantera del Granada o el inseparable hasta esta temporada compañero de Nocedal, Manzanares, un escolta de muy fácil anotación que pronto veremos en tierras europeas.
En los pivots es donde estamos a oscuras. Regresamos 15 años en el tiempo y otra vez nos encontramos con dos tipos de internos en Argentina. Los de dos metros, luchadores, defensores, con calidad, pero incapacez de frenar a los poderosos centros de las potencias. O los altos de escasa calidad. En el primer grupo tenemos jugadores como Uranga o Guaita, en el segundo grupo, jugadores que ya están en europa como Leiva o Mainoldi. La gran esperanza interna del juego argentino es (o era) Juampi Gutierrez, un chico con calidad pero demasiado frágil. Quienes lo hayan visto jugar en el Granada sabrán lo que digo.
¿Qué pasará con Argentina? Los próximos años dictaran sentencia. Dirán si vivimos unos años soñados que nunca se repetirán o si por contra, fue el inicio de encontrar un lugar entre los mejores del mundo. Quizás en España esta historia, presente y futuro de argentina no tenga mucho interes. Aquí no existe el debate sobre si a Pekin deben ir los mejores o deben ir los suplentes que lograron las clasificación. Quizás, justamente por eso, a los argentinos nos interesa vuestra opinión, porque lo podeís ver desde fuera. ¿Como lo veís?
El primero en regresar fue Palladino con su físico ya maltrecho y enseguida lo siguió Alejandro Montechia, también mermado por las lesiones. Fueron retornos comprensibles. Pero el hecho de que Fernandez también lo haga junto al único que ya estaba en la liga en el momento de Atenas, habla a las claras que la generación dorada argentina se está apagando.
Durante cincuenta años los argentinos nos tuvimos que conformar con luchar por acceder como mucho hasta los cuartos de final. Un octavo o noveno puesto era lo normal después de proclamarse campeones mundiales jugando en casa en el año 50. El fútbol era el deporte nacional y el baloncesto pocas alegrías nos podía ofrecer. Sin embargo, una generación única lanzo a la albiceleste al primer plano mundial, donde no ha bajado de las semifinales en los últimos tres torneos más importantes.
Jugadores como Nicola, Espil o Sconochini, abrieron las puertas a europa a muchos jóvenes que así se pudieron forjar y fortalecer en el baloncesto de primer nivel. Hoy en día es muy fácil ver argentinos en casi cualquier equipo de las ligas española o italiana. Pero hace rato que no llega una bomba como fueron los que ahora militan en la NBA.
Esa generación, comandada por el mejor basketbolista de la historia argentino, Manu Ginobili, sirvió de motivación y aupó al baloncesto a una popularidad desconocida hasta entonces para los argentinos. Sin embargo, parece que no fue suficiente para motivar a más chicos a dedicarse a este hermoso deporte, o al menos no se ven aún reflejados los resultados, con lo cual estamos frente a un difícil cruce generacional.
Además de los cuatro que están de regreso en su tierra natal, el colorado Wolkowysky esta hundido en equipos de segunda línea europea. Oberto sin duda le quedan estos juegos y probablemente ya no juegue más en la selección. Pepe Sanchez, Prigioni y Manu son incognitas, deberían retirarse, pero en casos como el del último que está en una segunda juventud es una incognita.
¿Entonces? Está claro que la segunda unidad alcanza para dominar el continente, al menos entre los tres o cuatro primeros, lo que garantiza la presencia en las competencias como los mundiales. Delfino, Scola, Nocioni y Herrmann tienen entre 25 y 28 años, suponemos que los veremos de celeste y blanco durante unos cinco años más al menos. ¿Pero quienes los pueden acompañar para mantener las opciones de estar luchando en la primera plana mundial?
La verdad, no me preocupa demasiado con miras hasta al menos el mundial del 2010. Creo que sigue habiendo calidad para luchar por las medallas, pero mirando un poco más lejos, no veo en Argentina esas promesas que se están forjando en tierras españolas por ejemplo. O mismo en la ascendente Francia. Ni que hablar de la inagotable cantera americana.
Comenzando por los bases, en principio hay esperanzas. En el Bruesa vasco milita Matías Nocedal, un explosivo base de 17 años, anotador y con unos mates de película, que los especialistas predicen dominará el baloncesto fuera de USA, en un duelo imperdible contra Ricky Rubio. Hasta no hace mucho, en el mock Draft 2009, Ricky era el nº 3 y Nocedal el nº 7, ahora ha desaparecido el argentino, creo que es porque al menos en su primer experiencia europea le está costando mucho. Otra opción está en la cantera del Real Madrid, Gerbaudo, un base estilo Kidd que puede llegar con cierta facilidad a los triples dobles. Con 18 años, deberíamos ver su explosión en breve, pero no se si está en el sitio indicado.
En los escoltas y aleros, si bien Delfino es jóven, lo mismo se puede incluír a Kammerichs o Jasen pequeño, también hay luces de esperanza. Lionel Schattmann, que casualidad su nombre, es un brutal tirador al estilo Espil, de 19 años, pero que su evolución parece haberse estancado. Luego está el polifuncional De los Santos en la cantera del Granada o el inseparable hasta esta temporada compañero de Nocedal, Manzanares, un escolta de muy fácil anotación que pronto veremos en tierras europeas.
En los pivots es donde estamos a oscuras. Regresamos 15 años en el tiempo y otra vez nos encontramos con dos tipos de internos en Argentina. Los de dos metros, luchadores, defensores, con calidad, pero incapacez de frenar a los poderosos centros de las potencias. O los altos de escasa calidad. En el primer grupo tenemos jugadores como Uranga o Guaita, en el segundo grupo, jugadores que ya están en europa como Leiva o Mainoldi. La gran esperanza interna del juego argentino es (o era) Juampi Gutierrez, un chico con calidad pero demasiado frágil. Quienes lo hayan visto jugar en el Granada sabrán lo que digo.
¿Qué pasará con Argentina? Los próximos años dictaran sentencia. Dirán si vivimos unos años soñados que nunca se repetirán o si por contra, fue el inicio de encontrar un lugar entre los mejores del mundo. Quizás en España esta historia, presente y futuro de argentina no tenga mucho interes. Aquí no existe el debate sobre si a Pekin deben ir los mejores o deben ir los suplentes que lograron las clasificación. Quizás, justamente por eso, a los argentinos nos interesa vuestra opinión, porque lo podeís ver desde fuera. ¿Como lo veís?