¿QUE ES UNA FASCITIS PLANTAR?

Jugadores como Pau Gasol, Andrés Nocioni o Chris Bosh, por citar a algunos de los casos más conocidos, han sufrido una fascitis plantar. Esta lesión no suele ocasionar mayores complicaciones si se aplican las medidas oportunas, sencillamente con reposo y fisioterapia se deberían resolver la mayoría de los casos. En este artículo, intentaremos explicar en que consiste esta lesión, cómo se puede producir y el tratamiento a seguir en cada uno de los casos. Para más información os recomiendo que entréis en "fisterra.com".

La fascia plantar es una aponeurosis engrosada que se origina en la tuberosidad medial del calcáneo y se extiende hasta el arco plantar anterior, formando 5 bandas, una hacia cada dedo del pie. Se inserta en las falanges proximales, los ligamentos transversos de los metatarsianos y las vainas de los tendones flexores de los dedos. Su función es mantener la curvatura longitudinal de la bóveda plantar, así como amortiguar las fuerzas que se ejercen sobre la misma.

En la fascitis plantar existe una degeneración de las fibras de colágeno causada por repetidos microtraumatismos que superan la capacidad del organismo para repararse. Existen una serie de factores que predisponen a la aparición de la fascitis plantar:

Factores anatómicos: Pie cavo, pie plano, disimetrías de miembros inferiores.
Factores funcionales: debilidad del soleo, del tendón de Aquiles o de los músculos intrínsecos del pie.
Otros factores: exceso de uso, exceso de peso (típico en jugadores interiores) La resonancia magnética nuclear (RMN) permite realizar un diagnóstico de confirmación.

Para su tratamiento se utiliza la aplicación de hielo después de la actividad física y se evalúan los condicionantes que puedan estar favoreciendo la fascitis, como el exceso de peso o el tipo de calzado.
Se pueden utilizar plantillas talares blandas (órtosis), plantillas de descarga talar interna o plantillas correctoras en casos de alteración de la estática del pie.
Los ejercicios que permiten disminuir los factores de riesgo funcionales mediante el refuerzo de la musculatura intrínseca del pie (fisioterapia), producen una mejoría de la clínica, según algunos estudios, superior a la producida por otros tratamientos como la ortosis, hielo o infiltraciones.
Otros tratamientos son la aplicación de impulsos eléctricos a bajo voltaje (iontoforesis), ultrasonidos o laserterapia.
La cirugía está reservada para aquellos casos que no mejoran con los tratamientos conservadores durante un año. El éxito terapéutico con la cirugía es del 70 al 90%.