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BLANSKET: Ángeles caídos: David Russell

lunes, 3 de diciembre de 2007

Ángeles caídos: David Russell

Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid. Mediados de los 80. Asisto por primera vez a un partido en vivo de baloncesto. Mi hermano, con más experiencia en estas lides ejerce como anfitrión. El Estudiantes se enfrentaba al Maccabi de Tel Aviv en competición europea, creo recordar. A falta de unos pocos minutos para el final del partido uno de los dos americanos que jugaban con el “Estu” (el de raza afroamericana) roba un balón en la defensa y sale disparado hacia la canasta contraria.

Unos dos metros antes de llegar a la canasta salta. Durante el salto realiza un giro de 360º antes de hundir el balón en el aro con su mano izquierda. El pabellón entero se pone en pie y ovaciona con un ruido ensordecedor la jugada. Nunca antes había visto a nadie realizar un mate como ése.

Frío invierno en Don Benito, Badajoz. Enero de 1986. La ACB decide importar de la NBA el “Slam Dunk Contest”, traducido por nuestros lares como “concurso de mates”. Los privilegiados que llegaban a meterla para abajo, como decían los vanguardistas de la época, eran casi todos estadounidenses y de raza negra. También se hablaba de “machaques” o “smashes”, en el constante aterrizaje de vocabulario importado que enriqueció nuestro baloncesto en la década de los 80.

Del otro lado del Atlántico había llegado, dos años antes, uno de los mejores jugadores de la historia de la prestigiosa Saint John’s University, de New York. David Lee Russell, elegido en segunda ronda del draft de 1983, con el número 37, era un alero zurdo, de 1.96 m, con clase a raudales y capaz de quedarse suspendido en el aire mientras volaba hacia canasta.

Resulta curioso que no cuajara en una de las plazas más entendidas de nuestro basket, Badalona, el primer destino de Russell en España, en la temporada 1983-84. Fue un año después cuando recaló en el Estudiantes. Junto con John Pinone formó una de las parejas de americanos más estables, eficaces y legendarias del baloncesto español, y contribuyó de manera importante a los triunfos del club Estudiantes durante esa época. Durante esas seis temporadas en la ACB, Russell promedió 25.5 puntos por partido, y llegó a promediar 31.7 en la temporada 1984-85.

Russell era serio, elegante, muy profesional dentro y fuera de la pista y con un punto de timidez e introversión, lo que no le ayudó a comunicarse con sus compañeros; de hecho nunca se interesó por aprender a hablar castellano. Su sueño, mientras estuvo en la ACB era jugar en la NBA. De hecho intentó en más de una ocasión, llamar la atención de los ojeadores en las ligas de verano.

Vicente Gil, base de aquel legendario Estudiantes, recuerda su pulcritud en la higiene personal y en el vestuario. Le gustaba vestir ropa cara y no dudaba en viajar a Barcelona para degustar la incipiente moda de España. “Un gran tipo. Nunca tuvo un mal gesto con nadie. Era el mejor con el balón en el aire. Yo mantuve contacto con él hasta hace unos diez años, incluso charlamos en alguno de mis viajes profesionales a Estados Unidos…”.

El periodista Sixto Miguel Serrano también hizo buenas migas con Russell en aquella legendaria época marcada por la movida madrileña. “David nunca cambió la hora de su reloj, llevaba siempre la de Nueva York. Su apartamento de la calle Bolivia, en Madrid, estaba lleno de recuerdos estadounidenses, veía canales de televisión norteamericanos cuando entonces casi nadie podía y cenaba con frecuencia en la famosa hamburguesería Alfredo´s”.

La casualidad quiso que Sixto formara parte del jurado de los mates en Don Benito’86. “El concurso estaba muy igualado entre Russell y Wayne Robinson. David, sin inmutarse, se fue a la grada antes del último mate y colocó a un niño -no sabría decir de que edad- a unos dos metros del aro. Se fue hacia atrás, cogió carrerilla y el resto se ve en las imágenes. Lo que pocos saben es que yo levanté el 10 en la mesa del jurado según machacaba David. Los demás me miraron y la máxima puntuación final le dio el triunfo inapelable”. Russell revalidaría el título un año después en Vigo.

El 28 de marzo de 1987, el Estudiantes disputaba el segundo partido de playoff, de cuartos de final, contra el Real Madrid. El Pabellón Antonio Magariños estaba totalmente abarrotado, con gente en los pasillos y las escaleras. Era la época en que se permitía fumar en ese tipo de locales. Tras tres prorrogas, finalmente el Estudiantes se hizo con el partido, ganando al Real Madrid por 121 a 115, en el partido de playoff con la máxima anotación conjunta de la historia de la ACB (236 puntos). Russell estuvo sensacional, con 43 puntos estableció también un récord de anotación individual en playoff. Al término del partido, era tanto el humo que había en el pabellón que costaba distinguir a los jugadores en la pista. Aquel año Estudiantes acabó finalmente quinto en la liga.

El parqué del Palacio de los Deportes de Madrid vibró con sus botes hasta que en 1989 sus maltrechas rodillas dijeron basta. Sus dos últimos años en activo fueron para Russell un calvario, jugando de forma intermitente en Francia, Turquía, en la Primera B (con el Azuqueca de Henares), Venezuela, CBA, Argentina y Suiza. Hasta que finalmente se retiró. Poco a poco, la llama de David se fue apagando y su separación matrimonial le dejó al borde de la quiebra económica. Desde entonces poco más se ha sabido de él. Ni siquiera John Pinone le pudo localizar para celebrar el cincuentenario del Estudiantes.

David Russell fue, para muchos de los que han tenido la suerte de verlo jugar, el jugador más espectacular que ha pisado una pista de baloncesto en toda la historia de la ACB. Antes de que jugadores como Ricky Winslow o Chandler Thompson, por citar a dos de los mejores matadores que han pasado por nuestra liga, deslumbrásen a los aficionados con sus mates, este elegante alero ya hacía levantar al público de sus asientos. Nacho Azofra, uno de los bases del equipo colegial por entonces, dijo que disfrutaba, como si de un aficionado más se tratase, de las evoluciones de Russell mientras compartían minutos en pista.

Varios y encontrados comentarios, algunos de los cuales apuntan a un encarcelamiento por tráfico de drogas, pululan sobre el actual paradero de Russell.

Estés donde estés suerte, David.


9 comentarios:

Manuel dijo...

Sin duda era otro baloncesto y otra época. Gracias Z-Bo, me has hecho recordar unos grandes tiempos.

Don Gatox dijo...

Muy bueno Z-Bo. Yo por esa epoca aún no veia la liga española aunque si conocia algunos nombres, pedazo de crack el russell este. De casualidad sabes en que equipo de argentina jugo al final de su carrera?

Anónimo dijo...

No, Don Gatox, lo único que se es que por sus problemas físicos era una sombra del jugador explosivo que fue, una pena.

Anónimo dijo...

Oye blanen, no se como se añade un vídeo de youtube.

Roberto Polo dijo...

z-bo agragame al messenger. blansket@hotmail.com

Francis López dijo...

llevaba todo el articulo confundido, pense que estabas hablando de bill russel, y yo pensando " pero si ese estuvo en la nba, y era muy bueno.. porque dice que es un angel caido??" xDDDD ya por el final me di cuenta de que era otro tio jaja muy buen articulo, debio ser una gozada ver machacar a ese hombre

Anónimo dijo...

Militó en el Azuqueca, y segun sé, hizo grandes cosas, como alguna jugada impresionante, yo por entonces no habia nacido, pero me habria encantado verlo, ademas, los zapatos de su talla, se los traiamos en la tienda de mi abuela...
Era un gran jugador, y lo seguira siendo siempre

Anónimo dijo...

quien copió a quien????
nanclymen.blogspot.com/2005/10/david-russell-el-enigma.html - 39k -

Anónimo dijo...

En la Argentina jugó para el Club Independiente de Neuquén.