EN DEFENSA DE LEBRON
Durante toda su carrera Wilt Chamberlain hubo de sufrir el desprecio de una parte nada despreciable de la crítica, que le contemplaba como un dominador inútil, garantia de la victoria en batallas y no así de la guerra. A la irrupción de Michael Jordan, una parte del gran público –testigo de un título universitario y un oro olímpico suyos– se resistía a aceptar de buen grado las peripecias de aquel jovencito que ni siquiera había sido número 1 del draft. “Es una copia intolerable del más grande en esas artes” , se esgrimía en nombre de Julius Erving, a quien por lo visto nadie podía superar. Cuando Jordan hizo del aire y la tabla de anotadores un doble trono incontestable, la crítica pasó al mismo escalón que con Chamberlain: “No hace ganar al equipo”.
Hoy día una figura consagrada como Kobe Bryant, pieza clave en tres campeonatos consecutivos y protagonista de exhibiciones anotadoras sin precedente (en la era de mayores dificultades para ello), sigue despertando tal controversia que en sus extremos más negativos no cabe ningún tipo de indulgencia, haga lo que haga. La alargada figura de Jordan le persigue como una sombra, un efecto que se ve multiplicado por el asombroso paralelismo técnico entre ambos.
Sin haberlo perdido Bryant acaba de ceder este relevo de intolerancia a LeBron James.
La historia da sucesivas muestras de resistencia a lo nuevo, un fenómeno sobre el que apenas se ha reparado y que se explica a través del nocivo influjo que ejercen sobre el futuro los más grandes jugadores. Es como si una buena parte del público no quisiera que nada ni nadie vinieran a cuestionar lo más mínimo sus objetos de adoración. Temen que lo nuevo venga a desplazar lo que se ha instalado en su espectro mental como un dogma intocable, el más blindado de los cuales asegura que “jamás habrá nadie mejor que Jordan”. Con ello se niega la posibilidad de futuro, se da carpetazo a la joven historia del Baloncesto y se pretende hacer creer que los mejores jugadores no habrán de ser más que derivaciones menores de sus precedentes (Bird, Johnson, Jordan...), como si no existieran modelos nuevos por descubrir.
Y es que en el fondo pocas razones más poderosas que la excelencia para despertar recelo. A veces la cuota de hostilidad es un magnífico indicador de que estamos, en efecto, ante un grande.
A excepción del Anillo, LeBron James es el jugador que está quemando mayor número de etapas en el menor tiempo posible. La crítica le enfrenta de plano contra el, para muchos, mejor jugador de la Historia. Y esto ocurre cuando, en una analogía perfectamente plausible, la cronología de los hechos entre ambos sitúa al James de 23 años muy por encima del Jordan de la misma edad. Se trata de un jugador más maduro y completo, infinitamente mejor pasador, más agresivo en el rebote y de un efecto muy superior sobre las defensas rivales. Jordan era por entonces un anotador compulsivo. Con James, en cambio, se precisa una modulación mucho más amplia.
Hasta la fecha los detractores más críticos con LeBron James han venido recurriendo a las siguientes coartadas:
-Es todo físico. Se trata de un lema carente de mayor argumento. Cabría preguntarse qué clase de físico es el que consigue tan inmenso repertorio de canastas y pases, eleva a un jugador por encima del resto y motiva en una franquicia un salto en cuatro años que va de las 65 derrotas a las Finales NBA. Durante largo tiempo acompañó a los jugadores más grandes y fuertes el estigma del físico (Wilt, Shaq) y, sin embargo, hasta James no parece haber despertado esta objeción en los jugadores exteriores. A tal punto es así que los detractores de James y adoradores de Jordan observan privilegio físico en uno y pasan por alto el del otro, uno de los más descollantes en la Historia del Baloncesto.
-La censura estética. Sin duda la más peregrina de todas las críticas reside en un curioso peaje por el que, por ejemplo, jamás tuvo que pasar Charles Barkley y un residuo con el que no pocos gravan, todavía hoy, el perfil histórico de Shaquille O’Neal. Al margen de la infinidad de gustos, acaso se confunde estética con sutileza y aun con ello no se consigue ver ésta en James a pesar de resultar manifiesta a través de su amplísimo yacimiento técnico, verdaderamente complicado para una masa tan compacta. James posee un sofisticado finger roll con ambas manos y, muy especialmente, con la mano izquierda. También se olvida que el mate es un recurso técnico que liquida la posibilidad del tapón a un punto que no permite ningún otro recurso de entrada a canasta y que jamás hubo censura estética en los coast-to-coasts de power-forwards como los jóvenes Chris Webber y Billy Owens o los eternos Barkley y Karl Malone.
Un jugador, en definitiva, particularmente diseñado para todos aquellos que no renunciamos a disfrutar de la Historia EN VIVO.
Basado en un artículo de G. Vazquez
Hoy día una figura consagrada como Kobe Bryant, pieza clave en tres campeonatos consecutivos y protagonista de exhibiciones anotadoras sin precedente (en la era de mayores dificultades para ello), sigue despertando tal controversia que en sus extremos más negativos no cabe ningún tipo de indulgencia, haga lo que haga. La alargada figura de Jordan le persigue como una sombra, un efecto que se ve multiplicado por el asombroso paralelismo técnico entre ambos.
Sin haberlo perdido Bryant acaba de ceder este relevo de intolerancia a LeBron James.
La historia da sucesivas muestras de resistencia a lo nuevo, un fenómeno sobre el que apenas se ha reparado y que se explica a través del nocivo influjo que ejercen sobre el futuro los más grandes jugadores. Es como si una buena parte del público no quisiera que nada ni nadie vinieran a cuestionar lo más mínimo sus objetos de adoración. Temen que lo nuevo venga a desplazar lo que se ha instalado en su espectro mental como un dogma intocable, el más blindado de los cuales asegura que “jamás habrá nadie mejor que Jordan”. Con ello se niega la posibilidad de futuro, se da carpetazo a la joven historia del Baloncesto y se pretende hacer creer que los mejores jugadores no habrán de ser más que derivaciones menores de sus precedentes (Bird, Johnson, Jordan...), como si no existieran modelos nuevos por descubrir.
Y es que en el fondo pocas razones más poderosas que la excelencia para despertar recelo. A veces la cuota de hostilidad es un magnífico indicador de que estamos, en efecto, ante un grande.
A excepción del Anillo, LeBron James es el jugador que está quemando mayor número de etapas en el menor tiempo posible. La crítica le enfrenta de plano contra el, para muchos, mejor jugador de la Historia. Y esto ocurre cuando, en una analogía perfectamente plausible, la cronología de los hechos entre ambos sitúa al James de 23 años muy por encima del Jordan de la misma edad. Se trata de un jugador más maduro y completo, infinitamente mejor pasador, más agresivo en el rebote y de un efecto muy superior sobre las defensas rivales. Jordan era por entonces un anotador compulsivo. Con James, en cambio, se precisa una modulación mucho más amplia.
Hasta la fecha los detractores más críticos con LeBron James han venido recurriendo a las siguientes coartadas:
-Es todo físico. Se trata de un lema carente de mayor argumento. Cabría preguntarse qué clase de físico es el que consigue tan inmenso repertorio de canastas y pases, eleva a un jugador por encima del resto y motiva en una franquicia un salto en cuatro años que va de las 65 derrotas a las Finales NBA. Durante largo tiempo acompañó a los jugadores más grandes y fuertes el estigma del físico (Wilt, Shaq) y, sin embargo, hasta James no parece haber despertado esta objeción en los jugadores exteriores. A tal punto es así que los detractores de James y adoradores de Jordan observan privilegio físico en uno y pasan por alto el del otro, uno de los más descollantes en la Historia del Baloncesto.
-La censura estética. Sin duda la más peregrina de todas las críticas reside en un curioso peaje por el que, por ejemplo, jamás tuvo que pasar Charles Barkley y un residuo con el que no pocos gravan, todavía hoy, el perfil histórico de Shaquille O’Neal. Al margen de la infinidad de gustos, acaso se confunde estética con sutileza y aun con ello no se consigue ver ésta en James a pesar de resultar manifiesta a través de su amplísimo yacimiento técnico, verdaderamente complicado para una masa tan compacta. James posee un sofisticado finger roll con ambas manos y, muy especialmente, con la mano izquierda. También se olvida que el mate es un recurso técnico que liquida la posibilidad del tapón a un punto que no permite ningún otro recurso de entrada a canasta y que jamás hubo censura estética en los coast-to-coasts de power-forwards como los jóvenes Chris Webber y Billy Owens o los eternos Barkley y Karl Malone.
Un jugador, en definitiva, particularmente diseñado para todos aquellos que no renunciamos a disfrutar de la Historia EN VIVO.
Basado en un artículo de G. Vazquez
9 comentarios:
A mí particularmente me gusta Lebron, es más me cae bien, me parece un soplo de aire fresco y un motivo para la alegría sus reacciones cuando está en el banquillo.
Nadie le cuestiona su tremenda calidad, ni que llegará un día en que dominará la liga. Ni tampoco se le cuestiona sus cualidades como pasador, su visión y conocimiento del baloncesto, bastante superiores a las de Jordan y Bryant con su misma edad.
Pero también me gustan más Bryant y Stoudemire que James y Howard, porque nadie cuestiona sus cualidades físicas descollantes, pero estéticamente, y es una opinión subjetiva, da la impresión de una mayor sutileza, como han dicho algunos, aunque no sean realmente más sutiles, pero parece que se apoyan menos en entrar en la zona como un elefante en una cacharrería (un elefante muy ágil).
Los jugadores transmiten, con su plasticidad, su morfología, sus aptitudes, sensaciones diferentes. Un ejemplo clarísimo de esto, como apuntaba Maverick, es AI, un jugador más bien pequeño y muy liviano, pero con unas extremidades superiores y unas manos propias de un jugador de más de 1.90. Y por supuesto que tiene un físico privilegiado, pero el chasis es el de un ferrari, no el de un Hummer.
El baloncesto es muy estético, yo lo comparo con la danza.
que es el finger roll?, nunca lo he sabido
Hacer rodar el balón sobre la yema de los dedos, por ejemplo cuando dejas una bandeja en el aro.
Este debate suele ser muy típico, no sólo en baloncesto sino en todos los deportes. En general cada generación se quedará con los deportistas que ha visto más. El caso de Jordan pasa porque los medios, la gente o quien sea lo han convertido en "el mito". Existe Jordan y luego están los demás. Porque a día de hoy el seguidor medio de baloncesto no conoce a George Mikan, Bill Rusell u Oscar Robertson por ejemplo. Supongo que a Jordan interesaba encumbrarlo de esa manera. Eso sí no nos engañemos, es de los más grandes, no se si el que más pero si de los mejores. Pero esto pasa en todos los deportes. Poniendo como caso el fútbol pasará algo parecido con Zidane. Porque ya se está haciendo campaña para ello. Bryant prácticamente haga lo que haga siempre quedará ya a la sombra de Jordan. Muchos anillos tendría que ganar siendo el protagonista. James todavía no ha alcanzado su techo. Veremos hasta donde llega. Además comparar deportistas de distintas épocas es bastante complicado. No es lo mismo el baloncesto de ahora que el de hace 30 años.
Estoy bastante de acuerdo contigo.
Las críticas que sufrió LeBron el los PO el año pasado, creo que fueron injustificadas y que tan sólo fueron hechas para que el periodista (o aficionado) de turno ganara notoriedad en ese momento y se las diese de entendido, pero creo que con 22 o 23 años demostró una generosidad, un conocimiento del juego y un dominio de él nunca vistos. Creo que LeBron y Kobe son los dos mejores jugadores de la liga y ahora mismo ya se les puede considerar en la élite de los Bird, Jordan, Magic...
Eso sí, para decir que es mejor que Jordan, tiene que mostrar muchas cosas más; pero es que es normal!! si tiene 23 años.
gracias j-bo, eso creía pero me parecia extraño q tuvieran una manera de designar a ese movimiento
En la bandeja se hace y se le puede utilizar, ya que la traduccion literal seria "deslizarlo por los dedos" (al balon), pero se suele utilizar para bandejas alejadas de canasta, tipo bombas o "vaselinas". La bandeja de toda la vida se la conoce como "lay up".
Totalmente de acuerdo con j-bo. A mi personalmente me gustan más "las sutilezas" de Magic, Thomas, Bird, Jordan, Olajuwon, Bryant, Iverson, Carter, Garnett que las de Shaq, Duncan, James, Howard... Pero eso no significa q los segundos sean inferiores a los primeros o q los segundos sean más toscos. A mi entender, en el baloncesto, como en cualquier deporte, los resultados y no la estética son los mayores jueces.
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