UNIVERSIDAD DE LOYOLA DE 1990

Héroes por un día, Ángeles caídos, El homenaje, Historia del baloncesto... pueden ponerle el nombre o título que quieran. Es un poco de todo. Inicialmente iba a hacer un post sobre Bo Kimble, para Héroes, pero me es imposible solo comentar lo que sucedió alrededor de él y su equipo. Es una de las historias más increíbles y emotivas de la historia del baloncesto.

Amigos y compañeros desde el High School (viene a ser el bachillerato), Hank Gathers y Bo Kimble fueron a la misma universidad de Carolina del Sur. Problemas burocráticos entre la directiva y los entrenadores, terminaron con la marcha de el equipo técnico y a la vez, propició que los dos jóvenes talentos también cambiaran de aires. El destino seria la Loyola Marymount University. Casualmente, el nombre del equipo nos viene como anillo al dedo a la historia que vamos a contar, la de los Lions, Los Leones.

Si bien sus dos primeros años fueron buenos, va a ser a partir del tercero donde la historia de estos chicos va a comenzar a despuntar y convertirse en un mito. Ya tenemos un tercer mosquetero en el temible tirador Jeff Fryer. Esta temporada, el entrenador de la Universidad, Paul Westhead va a comenzar a pulir y solidificar un estilo que ahora esta de moda en el baloncesto mundial. Vendría a ser el precursor del “Run & Gun”. Con una presión defensiva asfixiante toda la cancha y posesiones nunca mayores a los 10 segundos, el equipo de Loyola era un verdadero espectáculo. Bo Kimble promediaba casi 17 puntos por partido, Fryer poco más de 22 y Hank Gathers era una maquina total. Con 33 puntos y 13 rebotes por partido, fue el líder de la NCAA en ambos apartados. No esta demás aclarar que Hank medía 2,01...

Uno de los momentos estelares de ese año sería la espectacular victoria frente a la LSU por 151-144. En el rival jugaba un tal Shaquille O’Neal. Dicen los que vieron el partido que Shaq sufrió como nunca y no pudo hacer nada frente a Gathers. Por cierto, Hank terminó ese partido con 48 puntos y 17 rebotes.

Sin embargo, ese año tampoco terminaría de consolidarse y no prosperaron demasiado en la temporada. Faltaba un último ajuste. En la cuarta y última temporada se dio. Bo Kimble subió escandalosamente su nivel y el equipo paso a ser conocido como “The Hank and Bo show”. Los Lions serían posiblemente uno de los equipos más espectaculares de la historia y acumularon varios records. Esa temporada el máximo anotador seria Kimble con más de 35 puntos por partido. ¿Gathers? Aportaba 29 puntos... ¿Fryer? Casi 23 puntos más... Con estos números uno pensaría que necesitaban 3 balones para jugar. La solución era anotar como una maquina. El promedio de puntos del equipo esa temporada sería de 122,4. Im – pre – sio –nan –te.

Sin embargo, aquí empezarían los inconvenientes y desgracias. En Marzo de 1990, en un partido de semifinales del oeste, en busca del torneo nacional, fallece de un paro cardiaco en pleno partido, tras machacar un alley oop, Hank Gathers. El país entero queda shoqueado y se suspende no solo el partido, sino el resto del torneo en el oeste. Uno de los más grandes jugadores de la historia de la NCAA nos dejaba sin poder despedirse frente a un estadio enmudecido.

Después de deliberar, el comité organizador de la NCAA, no muestra mucha piedad por la tragedia de Hank ni mucho respeto para el record de 23 victorias por 5 derrotas y clasifica a Loyola con el número 11. Un camino complicadísimo los esperaría si quería llegar a la Final 4. Todo eso, si lograban sobreponerse al mazazo que acababan de sufrir.

El primer rival sería una sólida universidad de Nuevo México, que estaba preclasificada número 6. Los Lions salieron a jugar con el estilo que ya los identificaba y buscaban romper el partido desde el inicio. Sin embargo, el partido daría inicio a un particular homenaje. Cuando Bo Kimble fue a la línea de libres por primera vez en el partido. Cambio el balón hacia su mano izquierda para hacer un poco ortodoxo lanzamiento. Todo el estadio comprendía que era un guiño a su compañero desaparecido. Hank Gathers además de sus muchas virtudes, tuvo que luchar para encontrar un buen lanzamiento de libres, y este lo logró cuando comenzó a lanzar con su mano izquierda. A partir de ese día y por el resto de su vida, Greg Bo Kimble lanzó siempre el primer libre de cada partido con la mano izquierda dedicado a su amigo. Ese emotivo lanzamiento, completo su misión entrando a canasta y sumando un punto. Uno de los 45 que totalizó Kimble para destrozar la Universidad rival por 111-92.

En siguiente partido esperaba la actual campeona, la Universidad de Michigan. La mejor forma de demostrar que el sistema y los jugadores de los Lions estaban unidos, y vaya si lo estaban que le encajaron a los campeones una terrible paliza de 149-115. Nuevamente Bo Kimble genial, con 37 puntos. Sin embargo, el héroe del partido sería sin duda el tercer mosquetero. Jeff Fryer establecería el record de la NCAA, convirtiendo ¡ONCE triples! Para llegar a los 41 puntos en total. Una exhibición impresionante.

Sin embargo, esa victoria los colocaba en el “Sweet sixteen”. Los octavos de final, donde los equipos revelación siempre caen en el torneo universitario americano. El rival era la universidad de Alabama, liderada por Robert Horry. Pero el principal obstáculo que presentaba Alabama era su entrenador Wimp Sanderson, quien era un obsesivo del análisis y la táctica. Por esto, preparó para ese partido la defensa más dura que se podían encontrar. El plan maestro del entrenador funcionó, convirtiendo el partido en un batalla desde su principio hasta el final. De hecho entre los dos equipos anotaron los puntos que usualmente anotaba sola la universidad de Loyola. A pesar de todo, dos libres sobre el final del encuentro de Bo Kimble, acercaban el sueño de la Final Four. Los Lions se impusieron por 62-60.

En los cuartos de final los esperaba la Universidad de Nevada Las Vegas. En ese equipo estaban entre otros Larry Johnson, Stacy Augmon o Greg Anthony. Demasiado equipo. De hecho la UNLV fue quien se consagró campeón esa temporada. El amigo Kimble dejó una vez más todo en el campo, pero sus 42 puntos con 8 triples no fueron suficiente. La andadura de este espectacular equipo se quedo sólo a un paso de las finales. Sin embargo eso no quita que sea uno de los equipos más recordados, tanto por su juego como por su corazón.

El destino no quiso que estos chicos triunfaran. Arrebató a Hank en pleno partido cuando él sólo tenía 21 años. Greg Bo Kimble, después de su extraordinaria última temporada, donde anotó hasta nueve veces más de 40 puntos fue elegido por los Clippers en el 8 puesto del draft. Sin embargo nunca pudo triunfar en la NBA, donde estuvo tres temporadas antes de emigrar a Europa. Se retiró al cabo de unos años en el Forli italiano. El recordman en triples Fryer fue aún más extraño. Ni su mano y puntería lograron meterlo en el draft. Tuvo que buscarse sitio jugando las ligas de verano. Lo hizo tanto con los Suns como con los Rockets, pero ambas puertas se le cerraron. Dos años en la CBA para luego jugar en Alemania, España y Australia. Hoy en día dirige una escuela de baloncesto.

No importa que no lo hayan logrado en el profesionalismo. No importa que no hayan ganado la NCAA. No importa que no hayan logrado títulos. Diecisiete años después, logran que aún estemos hablando de ellos, que aún nos emocione recordar su historia, que aún los apreciemos. Eso, eso vale más que cualquier título. La universidad de Loyola los homenajeo retirando sus camisetas y creando un salón de la fama para ellos. Nosotros los homenajeamos recordando sus historias.